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El poder de sentirse legitimado

Tiempo de lectura: 2 minutos

Antecedentes

Alguna vez en este blog se han empleado experiencias del redactor para hablar de la oposición. Un ejemplo, aquí.

Habiéndose publicado hoy el nombramiento de los Ingenieros Industriales del Estado, aquí, quizá otra “vivécdota” que me pasó puede ser de utilidad a los nuevos funcionarios de carrera.

La vivécdota

Iba con mi mujer en el coche. Nuestros hijos iban a dormir con los abuelos y ella había hecho la maleta. Yo le pregunté si había metido algunas cosas (lo había hecho). Ella me dijo que podría haber sido un buen auditor porque lo preguntaba todo. Mi respuesta fue que no, que simplemente quería que no les faltara nada que pudieran necesitar.

La enseñanza que saqué

En el ámbito administrativo hay una cosa que es la legitimación. Tenéis una definición aquí y un post más extenso sobre el tema aquí. No siendo una interpretación literal del concepto, a nuestros efectos podríamos entender que alguien está legitimado para hacer algo cuando puede hacerlo. Entiéndase “poder” en su sentido extenso.

¿Qué tiene que ver esto con la maleta de los niños? Pues que yo me sentí legitimado para hacer las preguntas, ya que son nuestros hijos y soy corresponsable de su bienestar. Dos cabezas piensan mejor que una sola. El origen de las preguntas no tenía nada que ver con si hubiese sido un buen auditor o no.

¿Y qué tiene que ver esto con los nuevos funcionarios de carrera? En mi opinión, uno hace el trabajo para el cual se siente legitimado. Unas cosas creo que las puedo hacer y las hago y otras entiendo que no y no las hago. ¿Cuál puede ser el problema? Las que dejas de hacer porque consideras que no puedes o debes.

Se lo he oído ya a más de un funcionario. Una parte relevante del trabajo que hacemos son cosas que no están íntimamente ligadas a lo que se supone que tenemos que hacer. No es algo que formalmente estemos obligados a hacer, pero sí que sería deseable. Y bajo este epígrafe cabe cualquier cosa. Hacer que todo el mundo trabaje en línea sobre un mismo documento en lugar de tener que enviar versiones por correo y actualizar un reglamento de seguridad industrial podrían ser dos ejemplos.

¿Cuál sería mi consejo? Siéntete legitimado para hacer cualquier cosa que se te ocurra. No creas que necesitas la autorización de nadie para iniciar un proyecto. Lánzate a hacerlo y cuando te encuentres con tu jefe coméntaselo. No esperes que él te autorice. Toma la iniciativa. En parte, hacer que tu trabajo sea atrayente e interesante depende de ti.

El párrafo anterior está escrito para que lo lea una persona con un mínimo de sentido común. Si no es tu caso, por favor, piensa dos veces lo que vas a hacer y, preferentemente, pide consejo de una persona de confianza antes de hacer cualquier cosa.

Contacto y comentarios

Como siempre, puedes ponerte en contacto con nosotros aquí para tratar el contenido de este post o cualquier otro relacionado con la oposición.

Del mismo modo, agradeceremos cualquier comentario que quieras poner a esta entrada o cualquier otra del blog.

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