Tras el evento en el IIE, me enteré de que este viernes iba a ser la Junta de ASIINDUS. En ella tocaría renovar parte de la junta. Sin embargo, en aquel momento no había candidatos. Para aquellos que me puedan conocer, es sabido que hace años deje de ser asociado. Esto no quiere decir que no tenga en gran estima a mi cuerpo y a la gente que lo integra. Simplemente que, quizá, en el momento que causé baja, no comulgaba con los planteamientos de la asociación.
En su día debí ser de los pocos que se leían todos los papeles que mandaba la junta e intentaba aportar comentarios. Tampoco voy a decir que fue un asociado de lo más activo, pero, salvando a la propia junta, quizá sí que estaba entre los 3 primeros.
Por motivos personales no me veo como asociado de nuevo y menos como miembro de la junta. Tengo un trabajo, una familia y participo en una academia que prepara unas oposiciones. Por esta última actividad sé que las cosas no salen bien solas y que si quieres que eso pase hay que echar tiempo y ganas. A fecha de hoy podría tener ganas, no tiempo.
Eso no quita que pueda expresar por este medio una crítica, que espero que sea constructiva, a la actividad de la asociación que he podido conocer.
Empecemos.
Si algún día me reencarno en rinoceronte, tened por seguro que la última cosa que se me ocurrirá será montar una asociación de rinocerontes. Sin embargo, si me reencarno en abeja, seguramente, montar algo que agrupe a mis congéneres, será algo que me podría plantear bastante pronto.
¿Por qué es esto así? Porque, por lo que dicen de los rinocerontes, no son unos animales especialmente gregarios.
¿Cómo son los Ingenieros Industriales del Estado? … ¿¡De verdad hace falta que responda a esta pregunta!? A riesgo de que alguien se lo tome a mal, me parece que somos más parecidos a los rinocerontesque no a las abejas. Es decir, no tenemos un gran sentido de grupo, sino que, cada uno, en términos generales, rema su propia canoa.
¿Es esto malo? Depende. Lo que sí puede ser malo es construir todo un circo sin ser consciente de la realidad.
Dicho esto, montar una asociación cuando lo más probable es que el colectivo no te siga el rollo, por muy interesante que sea lo que plantees, requiere una dosis adicional de meditación cada semana.
Además, súmale que los problemas que puedes abordar son más bien pocos y, quizá, considerados poco relevantes.
De entrada, no tiene sentido hablar de temas de dinero y, respecto las condiciones de trabajo, también creo que poco hay que hacer.
Dicho todo lo anterior, ¿tiene sentido tener una asociación que agrupe a los Ingenieros Industriales del Estado? Yo diría que sí, pero habría que ver para qué la montamos.
Tal y como acabamos de decir, la asociación sólo podrá dedicarse a cosas propias de su colectivo de referencia, es decir, los Ingenieros Industriales del Estado.
¿Cuáles podrían ser éstas? A mí nunca me han preguntado. Como yo estamos todos, creo. Ahora bien, esto tampoco tiene que ser nada malo. Lo sería si alguien hubiese planteado algo interesante y no se hubiese hecho.
De este modo, las sucesivas juntas han peleado por cosas de lo más diverso, todas interesantes, lícitas y justas, pero, quizá, sin ningún tipo de visión estratégica. Y, como dice el dicho, es realmente difícil estar perdido si no sabes a dónde vas. Aquí probablemente soy tremendamente injusto, pero es, de nuevo, quizá, lo que se percibe.
Volviendo al tema, ¿de qué se han preocupado las juntas últimamente? Omito, seguramente, muchas, pero, probablemente, las más importantes estén relacionadas a continuación.
Analicemos cada una de ellas.
Vaya por delante que los detalles de este ítem no los tengo del todo claros.
Según entendí en su momento, los Ingenieros Industriales del Estado tenemos la competencia de comprobar, cuando va a finalizar un contrato, que todo se ha hecho bien y que lo que se entrega se ajusta a lo que dicen los pliegos. Esta actividad implica firmar el acta de aceptación, con la responsabilidad que esto supone.
Como bien se entenderá, que de la noche a la mañana te digan que tienes que comprobar que, me lo voy a inventar, la nueva caldera que ha comprado el ministerio funciona bien para poder pagar al proveedor, es, como poco, inquietante.
En su día hubo protestas porque, para poder hacer esta labor con unas mínimas garantías, las cosas se tenían que hacer de una determinada manera. Hasta donde sé, ASIINDUS participó al ser la asociación que englobaba a todos los funcionarios que tenían esta competencia.
Por lo que tengo oído, la cosa ya no es tan sangrante. Con el riesgo de equivocarme porque no sé exactamente qué hizo ASIINDUS, si es cierto que la situación se ha normalizado, podríamos decir que algún mérito tiene la asociación y darle la enhorabuena por ello.
De nuevo, no conozco nada del tema, por lo que toda esta sección puede estar llena de errores. Pido disculpas por ello.
El problema de estas áreas es que están mal dotadas. Los niveles y específicos son bajos, con el problema de que aquí también se asumen responsabilidades. Si las comparas con las de otros ministerios, la situación puede llegar a ser sangrante. Tiene todo el sentido que alguien pelee por la dotación de estas plazas. El problema que surge es quién debería hacerlo.
Por motivos históricos, los miembros del cuerpo, junto con los de minas, han sido quienes mayoritariamente ocupan las áreas, por lo que, probablemente, nosotros deberíamos ostentar el liderazgo de la iniciativa.
Ahora bien, aquí podemos hablar de cómo negocia uno. Hay miles de libros sobre ello. Personalmente, un post que tiene las ideas en las que creo podría ser éste.
La idea básica cuál es. Plantear la negociación en base a lo que yo voy a ganar es un error. Es una mejor estrategia decir lo que todos ganaremos si hacemos lo que yo digo. Hay un matiz, pero sumamente importante.
Con esto en la cabeza, tocaría ver quién decide sobre la dotación de plazas y hablar con él en los términos expuestos anteriormente las veces que haga falta hasta conseguir algún resultado.
Hasta donde yo sé, esta labor se podría haber descuidado o no se ha sido capaz de transmitir a las áreas las actuaciones llevadas a cabo. En cualquiera de los dos casos, cabría plantearse cómo abordar este problema de aquí en adelante.
De entrada, la iniciativa me parece muy buena. Todos ganamos si alguien viene a contarnos alguna historia interesante, ya sea esa persona alguien ajeno al cuerpo o un miembro que, por el motivo que sea, su labor no es muy conocida y es realmente interesante o característica.
Sin embargo, el planteamiento, a mi modo de ver, adolece de un problema que creo que es característico de muchas de las actuaciones del cuerpo. Es algo de nosotros para nosotros. Insistiré sobre ello a la hora de hablar del libro del cuerpo.
Tengo que decir que el perfil de twitter de ASIINDUS me parece bastante interesante por la información de publica. De hecho, gracias a él he podido ver cosas que por mi actividad como preparador quizá tendría que haber conocido de primera mano. En este sentido, al menos bajo mi perspectiva, ¡bravo!
Ahora bien, si queremos medir el impacto y el valor de la cuenta, quizá habría que analizar otras métricas que no sean únicamente lo que me parezca a mí.
Si comparamos el número de seguidores, la asociación de TECOs tiene 479, frente a los 343 de ASIINDUS. Entramos en twitter más o menos a la vez y nosotros tenemos el doble de tweets (760 vs 386). Los TACs tienen 605 followers, entraron antes y tienen casi 500 tweets.
Probablemente, de lo que hemos visto, el modelo a seguir sean los inspectores de hacienda, que tienen unos 11.000 seguidores. También es cierto que compararse con un colectivo que con una sola carta suya puedes revolver toda tu casa buscando facturas de hace 4 años quizá no sea del todo justo.
Respecto a la página web y el correo de la asociación no puedo decir nada, al no tener elementos de juicio.
Por tanto, podríamos decir que el desempeño es apropiado y es una línea que habría que seguir.
En este caso trataremos primero la regulación, en segundo lugar, el trabajo que de facto llevamos a cabo para finalizar con unas conclusiones.
Para entender lo que sigue hay que remontarse al año 1964 y al Decreto 315/1964, de 7 de febrero, por el que se aprueba la Ley articulada de Funcionarios Civiles del Estado. Para hacernos una idea del momento en que se publicó la norma, dos apuntes: a Franco aún le quedaban 11 años de vida y Nicolas Cage nació ese año.
En esa ley el artículo 3 dice que los funcionarios de carrera se integran en Cuerpos generales y Cuerpos especiales. En el artículo 24.1 de la misma ley se regula lo siguiente: “Son funcionarios de Cuerpos especiales los que ejercen actividades que constituyen el objeto de una peculiar carrera o profesión y los que tienen asignado dicho carácter por razón de las circunstancias concurrentes en la función administrativa que les está encomendada”.
El cuerpo de Ingenieros Industriales del Estado es un cuerpo especial. Es decir, en teoría al menos, deberíamos ejercer ejercen actividades que constituyen el objeto de la ingeniería industrial.
Pregunta del millón de dólares: ¿qué ingeniero del cuerpo de Ingenieros Industriales del Estado ejerce hoy actividades que constituyen el objeto de la ingeniería industrial?
¿Respuestas?
Dicen que en el cuerpo somos unos 200. Sin peligro de equivocarme, por ser educado y dar un margen al equívoco, diría que uno o ninguno.
Por tanto, pelearse por la titulación que hay que tener me parece una discusión realmente interesante, pero que no sirve para nada, ya que, de facto, no tiene ningún impacto real.
Si en nuestro trabajo tuviéramos que hacer algo propio de ingenieros industriales, es decir, cosas que legalmente sólo nosotros podemos hacer, tiene sentido que velemos porque sólo entren ingenieros industriales. Ahora bien, si lo que hacemos en la Administración de hoy día lo puede hacer cualquiera, tengo mis serias dudas de que merezca la pena dedicar un gran esfuerzo a este tema.
Ahora bien, si digo esto es porque también pienso que la existencia de casi todos los cuerpos se ha poner en tela de juicio. En la medida que no existe, al menos legalmente, reserva de cuerpo, es decir, que una plaza, llamémosla “normal”, no está reservada a un cuerpo específico, no acabo de entender por qué unos nos llamamos Ingenieros Industriales del Estado, otros Administradores Civiles del Estado y los últimos Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, por poner tres ejemplos.
Para vuestra información, en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo seguramente todas las plazas sean “normales”, salvo las que tengan que ver con la intervención delegada y la abogacía del Estado.
Lo que acabo de decir tiene muchos matices, pero, a los efectos de esta exposición no considero relevante entrar en ellos ya que la conclusión seguirá siendo la misma. Por tanto, entiendo que en el largo plazo el acceso a la función pública debería ser según otros criterios.
Ahora nos toca gestionar el “mientras tanto”. Aquí, la verdad, es que creo que las leyes están para cumplirlas, nos gusten o no, por lo que, si el acceso al cuerpo se vincula con el acceso a la profesión, poco más hay que decir. Podrán acceder al cuerpo ingenieros superiores industriales pre-Bolonia o graduados con el máster habilitante para el acceso a la profesión regulada de ingeniero industrial.
Ahora bien, no estaría de más tener en la cabeza lo que se nos puede echar encima para que no nos pille el toro. En cualquier caso, como se podría deducir de todo lo dicho, cabría pensar qué modelo de Administración queremos tener, parcelada en cuerpos o más horizontal. Yo tengo mi opinión, pero la ASIINDUS tendría que decidir la suya.
Lo analizaremos según su contenido y el impacto que ha tenido.
Tengo que decir que el libro, como idea, me encanta. Poner negro sobre blanco todo lo que los Ingenieros Industriales del Estado hemos hecho en todos estos años me parece una labor brutal y por la que deberíamos estar eternamente agradecidos a todos aquellos que han colaborado en su elaboración.
Personalmente, soy de la opinión de que todos en esta vida no somos más que un eslabón en la cadena y que, si hemos sido capaz de ver más allá, es porque nos encontrábamos sentados sobre hombros de gigantes. De este modo, tener un listado de todos aquellos que han formado parte del cuerpo antes que yo, y los que seguirán estándolo una vez me jubile, me parece que es algo emocionante.
Dicho lo cual, intentemos poner alguna pega. Como acabo de decir, no podrá ser nunca sobre el libro.
Partamos del tweet de ASIINDUS donde se daba publicidad a la presentación del libro. Para poder contrastar la información, hagamos una búsqueda en google con las siguientes palabras: presentación libro ingenieros industriales del estado. Mi resultado está aquí.
No se ve ni a El País, ni a El Mundo, ni ningún otro periódico, ya sea generalista o sectorial. Es decir, fue un trabajo ímprobo para que nosotros supiéramos qué hemos hecho nosotros mismos. La sociedad, con independencia de a quién metamos en ese saco, no se ha enterado de este trabajo.
Por tanto, a pesar de ser un producto maravilloso, la gestión de los posibles destinatarios fue, como poco, defectuosa. No puedo negar que la presentación la llevara a cabo la ministra fue una victoria, pero, probablemente, pírrica.
A mi modo de ver, esto denota un problema de casi todas las medidas de la asociación, una preocupación excesiva por nuestro propio ombligo. Si hacer esto nos ha llevado a donde estamos, quizá convendría cambiar de planteamiento.
A la vista de todo lo anterior podemos decir que hay luces y sombras. En el tema de la aceptación de contratos y presencia en la red considero que las cosas se están haciendo bien. Hay cosas que quizá convendría retomar con algo más de ímpetu, como es la dotación de plazas en las Áreas de Industria y Energía. Por último, podríamos decir que ASIINDUS está muy cerrada en su pequeño círculo.
En contra de lo que pueda parecer, creo que tiene que existir una asociación que actúe en representación de los Ingenieros Industriales del Estado. Tenemos problemas propios que hay que tratar y otros en los que podemos asumir un liderazgo en virtud de la representación que tenemos en ciertos ámbitos. Además, hemos realizado, realizamos y realizaremos un trabajo que merece ser explicado y divulgado.
Ahora bien, en mi opinión, la asociación tiene que abrirse al mundo. No digo que sea fácil, ni que se pueda hacer rápidamente, pero entiendo que es la única manera de conseguir que la Administración Pública y la sociedad reconozcan la valía de los profesionales que integramos este colectivo y que el propio colectivo quiera participar en el proyecto.